SÉPTIMO DÍA DEL SEPTENARIO.
Séptimo Dolor: El entierro de Jesús y la soledad de María.
Virgen María: por las lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al enterrar a tu Hijo; El, que era creador, dueño y señor de todo el universo, era enterrado en tierra; llevó su humillación hasta el último momento; y aunque Tú supieras que al tercer día resucitaría, el trance de la muerte era real; te quitaron a Jesús por la muerte más injusta que se haya podido dar en todo el mundo en todos los siglos; siendo la suprema inocencia y la bondad infinita, fue torturado y muerto con la muerte más ignominiosa; tan caro pagó nuestro rescate por nuestros pecados; y Tú, Madre nuestra adoptiva le acompañaste en todos sus sufrimientos: y ahora te quedaste sola, llena de aflicción; te acompañamos en este dolor . . . Y, por los méritos del mismo, concédenos a cada uno de nosotros la gracia particular que te pedimos…
Las Intenciones de este séptimo día del Septenario son por las Juntas de Gobierno de la Hermandad.
Por todos aquellos que en otro momento aportaron parte de su vida a esta nuestra Hermandad. A todos los que nos han antecedido, a los que ahora se encuentran en este servicio y a todos los que en un futuro vendrán.
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