Tercer Domingo de Adviento os ofrecemos una lectura de la Palabra de Dios, un momento de oración y reflexión familiar que nos permita preparar más intensamente el camino de la venida del Señor.
Tercer domingo de adviento: Ser mejor en familia
Para empezar: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Se encienden las dos velas de los domingos anteriores, se apagan las luces y se lee la lectura del Evangelio según San Mateo 5, 13-16:
Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvirtúa, ¿con qué se la salará? Para nada aprovecha ya, sino para tirarla y que la pisen los hombres.
Vosotros sois la luz del mundo. No puede ocultarse una ciudad asentada sobre un monte, ni se enciende una lámpara y se la pone bajo el celemín, sino sobre el candelero, para que alumbre a cuantos hay en la casa. Así ha de lucir vuestra luz ante los hombres, para que, viendo nuestras buenas obras, glorifiquen a vuestro Padre, que está en los cielos.
-Esta es palabra de Dios.
-Gloria a ti, Señor Jesús.
Vela: Se enciende la tercera vela de Adviento.
Para reflexionar: Después de la lectura anterior, se guardan unos minutos en silencio y se hace la siguiente pregunta: ¿qué hago yo para que mi familia sea mejor? Cada miembro de la familia puede responder en voz alta si desea.
Propósitos: Cada miembro de la familia puede decir cuál es su propósito durante la semana y se comprometerá a cumplirlo.
Para orar: Padre, en nuestra familia crecemos y aprendemos a ser mejores, te pedimos hoy que nos ayudes a ser una familia cristiana y ser un buen ejemplo para los que nos rodean, Te pedimos fuerzas para mejorar o cambiar lo que sea necesario de nosotros para que nuestra familia sea mejor cada día. Amén.
Para terminar: Todos los miembros de la familia se toman de la mano y rezan juntos el Padre nuestro.
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